Como cada pueblo pequeño de nuestra España, se conmemora algún santo o santa, aquí en este, es la patrona, la Virgen del Carmen.
Es curioso observar a la gente, como cambian totalmente su rutina diaria, los más mayores no se dejan abatir por el cansancio y poniéndose sus mejores galas se disponen hacer cola en los cochecitos o tiovivos para montar a sus nietos, más tarde, después de tomarse sus vinos, se sientan a escuchar la orquesta que toque esa noche, incluso algunos se atreven a bailar un pasodoble, para más tarde retirarse con su bandejas de turrón y merengues.
Los nietos, estos... muy arregladitos de estreno con sus ropas nuevas, lloran por que no quieren bajarse de las atracciones, los niños con sus espadas colgando y sus aviones y las niñas sus bolsos y collares.
Los jóvenes... los adolescentes, son los mejores, van y vienen de un chiringuito a otro, de una atracción a otra, de la pista de baile, al pub, se buscan, se llaman, viene el amigo de otro pueblo, se abrazan, saltan, locura total, los ves venir, bandadas de jóvenes con todo su furor a flor de piel, ellos con sus tejanos de última moda y ellas con sus minifaldas y sobre todo, sus tacones, sus tacones son de vértigo, las ves cogeando con una mueca de dolor, pero no se los quitan. ¡¡pero como aguantan !!
Las mamás... de ellas, de las mamás no digo nada, creo que alternamos según vengan las cosas, controlando a los niños, haciéndoles ver que no pueden comprar todo lo que ven y esperando apoyadas en la barra de un chiringuito que el marido termine de hablar con ese amigo que hacia tiempo que no se veía... por fin se digna a bailar con ella, después de ver la cara de aburrimiento que tiene.
Así, tal cual, son las fiesta de mi pueblo, así las disfrutamos y así me gustan a mi.
" Por la festividad del Carmen, todo el mundo trabaja y come carne”
" Si todo el año fuese fiesta, divertirse sería más aburrido que trabajar " Shakespeare
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